2. La amenaza a la representatividad del movimiento consumerista
Uno de los grandes logros del movimiento de defensa de las personas consumidoras en España ha sido consolidar un tejido asociativo sólido, con décadas de experiencia en asesoramiento, mediación y defensa legal. Sin embargo, la nueva ley pone en peligro esa legitimidad al eliminar como criterio esencial la representatividad territorial y social.
En su lugar, el texto prevé que cualquier entidad —con apenas un año de existencia y con actividad limitada— pueda ser habilitada para ejercer acciones colectivas. El riesgo es evidente: proliferación de plataformas creadas ad hoc, sin arraigo ni conocimiento del entorno, que actúan con fines lucrativos o intereses procesales ajenos a los de las personas consumidoras.
La representatividad no es un formalismo burocrático, sino una garantía de responsabilidad. Solo aquellas entidades que realmente conocen a los consumidores, que trabajan con ellos, que han acreditado solvencia ética y técnica, deberían tener la legitimación para actuar en su nombre.